Cuéntanos en qué momento te empezaste a interesar por la arquitectura y cómo fueron tus primeros años en esta profesión. Ver a mi padre ejercer la arquitectura y conocer de primera mano el funcionamiento y los proyectos de nuestro estudio me ha hecho interesarme por la arquitectura desde que tengo uso de razón. Sin embargo, mis primeros años trabajando como arquitecto fueron un poco diferentes a lo que esperaba. En mi opinión, aunque en la universidad adquieres muchos conocimientos que difícilmente podrás aprender en otros ámbitos, en muchos aspectos los estudios universitarios no te preparan para el trabajo que vas a desempeñar en un estudio.
En 2019 te incorporas a HCP Architecture & Engineering, donde has desarrollado la mayor parte de tu trayectoria profesional. ¿Cuál ha sido tu evolución en el estudio? En HCP he tenido la suerte de pasar por todos los departamentos, lo que me ha permitido conocer muy bien la empresa desde dentro. Mi papel principal como Director de Operaciones se centra en la coordinación y estrategia, pero sigo aprendiendo a diario de mis compañeros. Por ejemplo, actualmente visito muchas obras y puedo ver cómo los proyectos toman forma. Aunque mis responsabilidades han ido cambiando, siempre me he centrado en las personas.
HCP ha sido distinguido entre los 100 estudios de arquitectura más importantes del mundo en la lista WA100 de 2024. ¿Cuál es el valor añadido que os diferencia? Precisamente, uno de los rasgos distintivos de HCP como estudio es la contratación de talento joven, con la intención de que se formen “en la casa” y desarrollen una carrera de larga duración en el estudio. Es lo que llamamos “la cantera de HCP”, de la que forma parte cerca del 70 % de nuestra plantilla actual. Otro de nuestros valores distintivos es la innovación y la digitalización. A lo largo de nuestra trayectoria, hemos desarrollado más de 150 proyectos con metodología BIM e invertimos continuamente en la incorporación de las últimas tecnologías (como la IA, la realidad virtual o el diseño computacional) a nuestros procesos de trabajo.
Con cuatro oficinas en dos países, seguro que la labor de coordinación en HCP no es fácil. ¿Cómo se logra que todo funcione? En cada área contamos con responsables de proyectos que tienen una dilatada experiencia profesional, lo que nos permite trabajar de forma más eficiente y rigurosa. A su vez, los responsables de cada proyecto también cuentan con un nivel de coordinación superior, que pasa por uno o varios de los socios del estudio, con el fin de asegurar la calidad y precisión. Además, estamos acostumbrados a trabajar con colaboradores externos en los proyectos que desarrollamos junto a otros estudios, como el Centro Común de Investigación de la Comisión Europea, en el que trabajamos junto a BIG; o el hotel Angsana Real de la Quinta, junto a OBMI.
HCP Architecture & Engineering es especialmente conocido por sus proyectos en la Costa del Sol y los países árabes. ¿Cómo ves estos mercados en la actualidad? Ahora mismo, Málaga es uno de los mercados más interesantes para nuestro sector a nivel nacional, junto con Madrid. La transformación de Málaga, que ha sabido diversificar su atractivo y convertirse en un polo de atracción para empresas tecnológicas y trabajadores digitales de todo el mundo (más allá de los buenos datos turísticos que tradicionalmente ha registrado), la convierte en una provincia con un potencial de crecimiento aún muy elevado. Por otro lado, para nosotros el Golfo Pérsico constituye un mercado de gran interés. Desde nuestra oficina de Baréin trabajamos en proyectos muy importantes en la zona, diversificando nuestro porfolio con trabajos como el Hospital Al Salam en Arabia Saudí, o los espacios comerciales The Terminal o Juffair Square en Baréin. Para reforzar nuestra presencia en el Golfo Pérsico, próximamente tenemos previsto abrir una nueva delegación en Arabia Saudí.
Un proyecto en la Costa del Sol que ha tenido muy buena acogida ha sido Residencial Nereidas en Torremolinos, con su característico diseño que evoca un barco varado en la orilla del mar. ¿Qué aspectos de la propuesta crees que han funcionado mejor? Nereidas es uno de los diseños más emblemáticos y reconocibles de HCP. Estudiamos detenidamente la implantación de este proyecto y después de trabajarlo conseguimos que todas las viviendas tuviesen vistas directas al mar. Por otro lado, la combinación de terrazas cubiertas y al aire libre da vida a un juego de luces y sombras en constante cambio bajo el sol, lo que crea una sensación de movimiento vertical. Finalmente, una exclusiva piel de hormigón blanco rayado, completada con vidrio curvo en las esquinas y ventanas que emulan haces de luz, realzan esta experiencia visual. Es un claro ejemplo de la unión entre la funcionalidad y el diseño para desarrollar una arquitectura reconocible y que se sale de lo convencional.
También despierta gran interés el proyecto del Hotel Angsana Real de La Quinta que desarrolláis para Banyan Tree Group y La Quinta Grupo Inmobiliario. ¿Qué nos puedes contar? Actualmente trabajamos con el estudio de arquitectura OBMI en el diseño básico del hotel, que integrará casi 100 habitaciones y suites, branded residences, apartamentos y espacios comerciales. Además, también contará con restaurantes diseñados para ofrecer experiencias gastronómicas de alto nivel y otro espacio habilitado para el consumo en la piscina, así como con áreas profesionales para reuniones, spa, club infantil y piscinas para toda la familia. Se trata de un proyecto muy ligado a la naturaleza y la cultura locales, con una arquitectura de líneas limpias y siluetas sencillas, que incorpora materiales de kilómetro cero, así como grandes espacios verdes de vegetación autóctona. Pronto podremos dar más detalles.
¿Qué te atrajo de la Costa del Sol, que has encontrado en esta parte del mundo que te ha llevado a desarrollar tu carrera profesional en ella? Trabajar aquí me ha permitido crecer en todos los sentidos, tanto a nivel profesional como personal. Establecerme en Marbella me ha dado la posibilidad de desarrollar una arquitectura muy rica en elementos, llena de detalles y desafíos constructivos; y lo más interesante, me ha dado la oportunidad de conocer a personas con una trayectoria profesional extraordinaria.
Entre otras vertientes de tu trabajo, eres conocido por tus diseños de villas de lujo, como las de La Zagaleta. ¿Qué intentas plasmar y transmitir en esta clase de proyectos? Colaborar con el equipo de La Zagaleta ha sido y es un honor porque son profesionales de primera. Tienen objetivos claros, con la excelencia puesta en su horizonte y no buscan la satisfacción fácil de los clientes. Trabajar con ellos me ha aportado muchísimo en mi carrera y me siento un privilegiado. En este tipo de proyectos, siempre hay un aspecto romántico del que no podemos escapar como arquitectos, en tanto creadores. Intentamos plasmar un programa que nos da el cliente y transformarlo en ideas arquitectónicas. Transformar ideas, que es un tipo de lenguaje, en otro que es un lenguaje arquitectónico, supone un desafío constante. Unir estos dos lenguajes es nuestra tarea, sin perder de vista por supuesto las necesidades del cliente.
¿Hasta dónde llega la libertad del arquitecto en esta clase de proyectos? A este respecto, hay dos posibilidades. Puedes hacer lo que te pide el mercado o hacer lo que a ti te parece que hay que hacer, lo que te pide el estómago. Si haces lo que te pide el mercado y lo haces bien tendrás éxito comercial. Si haces lo que te pide el estómago, igual aciertas o no.
¿Cómo ha influido la cultura mediterránea en tu visión de la arquitectura? Hay cosas que siempre utilizo, como las tejas o los patios; son elementos de la arquitectura mediterránea que trato de no olvidar. También tengo algunas ideas claras por mi experiencia. Para empezar, una buena planta de distribución te lleva a una buena resolución espacial; al igual que una buena ubicación en el terreno, te lleva a una buena resolución del emplazamiento.
¿Cuál es la filosofía que aplicáis en vuestro estudio para este tipo de proyectos? Como arquitectos, analizamos un programa de necesidades que nos da el cliente y lo transformamos en imágenes de un objeto capaz de ser construido. Tenemos herramientas específicas para hacerlo y también una base de ideas sobre cada tema que intentamos plasmar en cada proyecto. Hay pedidos que se adaptan a viviendas más modernas, contemporáneas o clásicas. En cada uno de estos estilos, tratamos de ser creativos e innovadores y que las limitaciones de presupuesto u otras no supongan un obstáculo, sino un desafío motivador.
Por último, ¿puedes contarnos en qué estás trabajando ahora mismo? Estoy trabajando en dos nuevas villas en La Zagaleta muy interesantes, donde trato de plasmar las ideas que he comentado anteriormente. También hay otro tipo de trabajo que me parece muy estimulante, que son las reformas o reestructuraciones de villas que, con el paso de los años, han quedado fuera del mercado, ya sea por su estética, instalaciones, desaprovechamiento del emplazamiento o falta de tecnología que, en este momento, es esencial en la edificación moderna. Aquí creo que también se pueden hacer cosas interesantes.
Te defines profesionalmente como “un artesano de las emociones” … ¿Cómo entiendes la arquitectura? Todo proyecto arquitectónico da respuesta a una serie de cuestiones: tenemos un lugar concreto en el que intervenir, un cliente que tiene sus necesidades y deseos, un presupuesto y un programa que cumplir, y nuestro trabajo es conseguir dar respuesta a todas las cuestiones que emanan de ellos. Lo que yo propongo con mi trabajo son experiencias que van a provocar un cúmulo de sensaciones. Es una arquitectura pensada por y para el ser humano que la habita, que logra mejorar su vida cotidiana para que alcance algo aún más sublime: la felicidad.
¿Quiénes formáis ARK Architects y cómo se organiza el estudio? Somos tres socios: dos arquitectos técnicos, Diego Suárez Jurado y Santiago Ruiz Moriche, que se ocupan de las fases de dirección y construcción; y yo, Manuel R. Moriche, que me encargo de la fase creativa. Detrás hay un gran equipo, que engloba a profesionales desde la arquitectura al diseño e interiorismo, pasando por la ingeniería y el paisajismo, llegando hasta la neurociencia. Para nosotros, la arquitectura es la idea construida y por eso abarcamos todas las fases del proyecto. Somos constructores de ideas, materializadas precisa y eficientemente. Finalmente ofrecemos una solución global, permitiendo que el cliente solo contrate a una compañía que le da más de 10 años de garantía global.
Entre las particularidades que distinguen vuestro trabajo está la sensibilidad a la hora de manejar la luz, el entorno o los materiales. ¿Cuál es vuestra filosofía creativa en ese sentido? Partimos siempre de una pregunta esencial: ¿qué vamos a devolverle a la naturaleza para evitar que nuestro trabajo suponga un impacto invasivo? Y, por ello, lo primero es realizar un profundo análisis del lugar donde se va a desarrollar nuestro trabajo, que ya lleva en sí el germen del proyecto. Atendemos a la geografía, la topografía, la climatología, la biología, la cultura constructiva de la zona… y respetamos escrupulosamente el lugar, la luz natural, el entorno en que se encuentra y los materiales naturales autóctonos, que usaremos. El respeto es la clave para nosotros y eso incluye también la sostenibilidad… En el estudio empezamos a tener en cuenta la sostenibilidad hace mucho tiempo, y hoy es una de nuestras banderas.
La posición geográfica de enclaves en los que habéis trabajado, como Zagaleta o Sotogrande, condicionan enormemente la manera de entender el diseño. ¿Cómo influye este aspecto? Entendemos la arquitectura desde un punto de vista en el cual el lugar resulta determinante. El entorno y, por tanto, la naturaleza, es el punto de partida, lo que genera todo lo demás, donde se guarda el germen de cualquier proyecto. No concibo un diseño sin hacer que los edificios dialoguen con el entorno, que interactúen con la naturaleza. En este sentido, Zagaleta, Marbella, Madrid, Sotogrande u otras zonas como Miami, poseen una luz especial, que podemos decir que es el elemento central de la arquitectura. En cada espacio existe una luz concreta con diferentes características que hay que aprender a manejar y gestionar para que el proyecto tenga coherencia y podamos llegar a los niveles de sensibilidad que buscamos.
¿Qué aspectos son los más determinantes a la hora de crear una obra única como las que han dado fama a vuestro estudio? ¿Cómo es la búsqueda de la excelencia? La clave es estar en la búsqueda constante de mejora y con una sensación de que siempre se puede evolucionar. Nuestros diseños de hace cinco años son diferentes a los de ahora aunque mantienen su esencia y filosofía, pero las personas, el estilo de vida y el entorno también evolucionan. En ARK tenemos la ventaja de que nuestros proyectos son integrales, por lo que controlamos toda la fase del proceso. Todo nace desde un análisis del lugar, el estilo de vida y por supuesto de un diseño. El diseño es el germen de que un proyecto arquitectónico tenga éxito, y no hablo solo del diseño exterior, sino de cada habitación, baño, cocina, garaje, escaleras… Absolutamente todo debe estar alineado y ser coherente para cumplir su función.
¿Y cómo se combina eso con la exigencia para conseguir los más altos estándares de lujo? El lujo moderno ha sufrido una revolución y ha abandonado los grandes niveles de ostentación. La arquitectura centrada en la vivienda unifamiliar de alto nivel posee parámetros evolucionados que están más relacionados con el espacio, la funcionalidad, la sostenibilidad, el equilibrio de los materiales, la artesanía y el poder hacer a medida cada espacio, eligiendo hasta el último detalle de manera que no sea algo estándar o industrializado. Deberíamos de dejar de pensar en la arquitectura como algo selecto o elitista: es un patrimonio cultural de todos, es parte de nosotros, de nuestra ciudad y está bien que reflexionemos más sobre ello.
Como tantos otros talentos que somos afortunados de tener en Marbella, llegaste desde otra parte del mundo (Argentina) y decidiste quedarte aquí. ¿Cómo fueron tus inicios? La verdad es que mis inicios en el mundo de la arquitectura fueron bastante frustrantes. De hecho, en el segundo curso un profesor me sugirió… ¡que cambiara de carrera! Por suerte perseveré y tuve la oportunidad de dedicarme a esta profesión. Llegué a Marbella en 1979 por una casualidad. En la consulta de mi dentista en Madrid me encontré con la mujer de un amigo abogado, que era el número uno en su profesión en ese momento en Marbella. Mi amiga me comentó que había muchas oportunidades y me sugirió abrir mi propio estudio en esta ciudad.
Eso fue hace treinta años. ¿Qué es lo que más ha cambiado en tu profesión desde entonces? Nuestra profesión ha cambiado de manera radical, afortunadamente. De ser una profesión “medieval”, en la que todo lo hacíamos a mano, como un sastre, hemos pasado al mundo digital donde disponemos de herramientas maravillosas. También es cierto que ahora a menudo nos encontramos proyectos en los que cada vez hay más forma y menos contenido.
Has dejado tu huella en el sector hotelero con proyectos caracterizados por una concepción totalmente abierta. ¿Debemos replantearnos el enfoque de los hoteles del futuro? Aunque ahora suene extraño decirlo, por el parón del turismo que vivimos debido a la pandemia, estoy convencido de que los proyectos de nuevos hoteles en la Costa del Sol irán a más. El parque hotelero existente en la actualidad es anticuado y está obsoleto, salvo contadas excepciones. En los próximos años llegarán hoteles con más glamour, icónicos, que atraerán a un turismo de más poder adquisitivo y permitirán generar empleos de una mayor calidad.
Otro ámbito en el que has conseguido grandes hitos es la actualización de viviendas ya existentes. ¿Qué busca el cliente actual que no ofrecían las viviendas de hace unos años? En general, las viviendas que reformamos son anticuadas y están mal construidas. Son el resultado de las exigencias de unos tiempos en los que se primaban otros aspectos. Pero el cliente europeo de hoy en día viene con expectativas distintas respecto a su residencia habitual o segunda residencia. Busca una arquitectura que ofrezca más espacio, más calidad, más innovación técnica. Hay mucho camino por recorrer en la reforma de viviendas existentes.
¿Estáis notando el impacto de la situación actual en vuestro trabajo? ¿Existe la tentación de considerar la arquitectura de calidad como un “lujo” prescindible? Somos afortunados con el trabajo que tenemos, y espero que más pronto que tarde recuperemos la vida de todos los días. Al final, una vivienda de las que generalmente hacemos en nuestro estudio es un producto social, donde se involucra mucha gente. Lleva más de 40.000 horas de trabajo de muchas profesiones distintas. A consecuencia de esto, la gente ha podido progresar, mandar a sus hijos a estudiar, y, en definitiva, vivir mejor. De eso se trata.
¿En qué cree que consiste el secreto de la proyección de su carrera?
No existe ningún secreto. Hace ya muchos años que por mis conocimientos de diseño me interesé por la arquitectura y por la construcción de casas, como resultado de mi gran admiración por los edificios de estilo andaluz, en ellos encontré algo positivo incluso alegre en sus líneas limpias y su perfecta adaptación al clima de Andalucía.
Es usted autodidacta, nunca fue a la universidad, ¿el mejor diploma te lo da la experiencia?
Aprendí todo por los maestros de la construcción con los que trabajé y también por los artesanos con los que traté, carpinteros, herreros. En la mayoría de las universidades este tipo de conocimiento es inalcanzable. La arquitectura andaluza no se enseña en ninguna universidad.
¿Cuál es su visión con respecto a la arquitectura de futuro? La arquitectura ha empeorado durante los últimos 50 años como resultado de la forma en que se enseña y la filosofía que domina su enseñanza. Hay una universidad en los Estados Unidos que enseña arquitectura real. El resto sigue con la idea de destruir el pasado y hacer algo nuevo o como lo llaman ahora de estilo contemporáneo.
¿Cree que los dos conjuntos residenciales de Marbella proyectados por usted, son los mejores ejemplos de la tipología de pueblo
andaluz? Es difícil decir que son los mejores. Por lo que sé, son los únicos.
¿Su pueblo preferido de Andalucía? Vejer de La Frontera.
¿Un arquitecto al que admire? León Krier, Quinlan Terry, Antonio Matias de Figueroa, Lo siento, son tres.